Diversas familias de coleópteros poseen cantaridina o
paederina en sus fluidos corporales.
Normalmente estos insectos arrojan una
saliva caustica que disuelve la sustancia de su alimentación y poseen vesículas
retráctiles anales que también producen esta secreción irritante cuando es
molestado.
Es una sustancia toxina
cristalina de potente acción caustica y vesicante, soluble en agua y alcohol
capaz de bloquear la mitosis celular y la síntesis de ADN. Constituye
aproximadamente 0.025% del peso en algunas especies y debido a que esta
sustancia se encuentra en la hemolinfa y puesto que estos coleópteros no tienen
sangrado reflejo, producen vesicación al ser aplastados contra la piel.
Recientemente fue descrito que los machos de Paederus tienen
sólo cantidades pequeñas de esta toxina (entre 0.1 a 1.5 µg), mientras las
hembras presentan diez veces más paederina (entre 0.2 a 20 µg).
La biosíntesis de la paederina ocurre en sólo ciertas
hembras, denominadas positivas (+), las cuales son la mayoría de la población
de insectos, mientras que las larvas y varones sólo guardan esta sustancia
adquirida maternalmente (es decir, a través de los huevos) o por la ingestión.
Las manifestaciones que puede producir esta sustancia
dependen de su concentración, duración de exposición y la respuesta individual.
También los factores mecánicos, termales, climáticos, y constitucionales juegan
un papel importante en muchas de las reacciones irritantes que produce.
Debido a su naturaleza irritante, el extracto del paederina
es capaz de remover completamente marcas de tatuajes y puede ser usado contra
pústulas, pólipos nasales y en algunas partes del mundo como automedicación
para el tratamiento de vitíligo.
La irritación en la piel o dermatitis aparecen
repentinamente cuando accidentalmente este coleóptero es frotado o aplastado sobre
la misma.
Es interesante destacar que no afecta las palmas de las
manos ni la planta de los pies por ser la piel de mayor grosor.
En contacto con la piel la paederina tiene propiedades
caústico-vesicantes, que provocan eritema, necrosis epidérmica y vesiculación y
casi siempre estas lesiones siguen un trayecto lineal.
Las lesiones en la piel pasan por 4 fases:
Fase de inicio: Generalmente entre las primeras 24 y 48
horas. Se observa edema, eritema y en algunos casos pápula y prurito intenso.
Fase de evolución: A partir de las 48 horas, continúa el
eritema y se forman vesículas con contenido necrótico. Entre el quinto y octavo
día la toxina se difunde lo que origina lesiones secundarias alrededor de la
lesión primaria, que da la imagen de contaminación bacteriana y/o micótica. En
este lapso las personas manifiestan sentir dolor, en algunos casos fiebre y
malestar general.
Fase de regresión: A partir de los ocho días, disminuye el
eritema, se forman costras en las lesiones secundarias y luego caen. La lesión
primaria empieza a umbilicarse y se forma la costra.
Fase de regresión total: Desaparece el eritema, se reduce el
tamaño de la costra primaria la que definitivamente cae entre los 20 a 35 días
según la gravedad de la lesión; no deja cicatriz solo una mancha marrón que
desaparece después de 5 días más.
Pueden presentarse varias formas clínicas:
Forma lineal: Es la más común. Las lesiones generalmente son
lineales y semejan la huella dejada por un latigazo, razón que motivó en los
pobladores a llamar “latigazo” al insecto por las lesiones que produce.
Forma localizada: Pequeña forma que causa pocos síntomas por
lo cual el paciente se auto medica con diversas sustancias o remedios caseros.
Forma Edematosa: Se localiza en la cara y produce además de
eritema y vesículas, un gran edema, especialmente en párpados y mejillas, así
como también en genitales.
Forma generalizada: Esta forma se localiza en varios
sectores de la piel a la vez, con intensa sintomatología. Generalmente se debe
al aplastamiento del insecto con la mano y al contacto de esta que tiene la
sustancia irritante con diversas partes del cuerpo.
Herpetiforme: Se presenta por áreas, semeja al Herpes Zoster
con el cual se confunde en especial cuando toma un solo lado del cuerpo.
Las manos pueden ser vehículo del líquido tóxico para los
genitales y la mucosa ocular, lo que puede provocar lesiones de conjuntivitis
y/o blefaritis (conocida en África como ojos rojos de Nairobi).
Una forma de presentación atípica de este tipo de dermatitis
es cuando predominan las lesiones descamativas y eritematosas difusas en la
parte superior del cuerpo y la cara.
Las complicaciones descritas incluyen la hiperpigmentación
pos inflamatoria, infecciones secundarias, exfoliación extensa y dermatitis
ulcerada, que en ocasiones requieren la hospitalización.
Ambos insectos son muy similares, teniendo los adultos el
cuerpo alargado, de entre 1 y 1.5 cm, con colores vivos: azul o negro metálico
y anaranjado.
Pertenece al género Paederus, familia Staphylinidae, orden
Coleoptera. Su cabeza es prolongada hacia adelante con piezas bucales
masticadoras, antenas con once segmentos, protórax subglobular.
Tiene élitros
cortos (que cubre las alas membranosas), por lo que pueden volar, aunque
prefieren correr y son sumamente ágiles. Sus patas presentan tarsos de cinco
segmentos terminados en uñas.
El abdomen es aplanado dorsoventralmente, los
segmentos normalmente lo mantienen en posición horizontal pero cuando son
molestados levantan el abdomen formando un arco característico con el resto del
cuerpo.
Los huevos son puestos individualmente en una substancia húmeda y
típicamente se desarrollan de larva a adulto en un periodo de 3-19 días.
Tienen el hábito característico de arquear hacia arriba el
abdomen cuando corren o son molestados, un dato de utilidad para su
identificación.
Tiene hábitos nocturnos y es atraído por fuentes de luz
artificial, como las luces fluorescentes, se activa durante la noche y a
temperaturas mayores de 20°C.
No muerden ni pican ni ocasionan lesiones sólo por caminar
sobre la piel.
Existen alrededor de 620 especies del género Paederus
distribuídas en todo el mundo, de las cuales alrededor de 30 son capaces de
ocasionar este tipo de dermatitis, siendo la más conocida Paederus irritans,
presente en Perú y Ecuador.
Se han detectado brotes de dermatitis por Paederus
en Australia, Malasia, Sri Lanka, Nigeria, Kenia, Irán, África Central, Uganda,
Okinawa, Sierra Leona, Argentina, Brasil, Perú, Venezuela, Ecuador e India.
De acuerdo a la región geográfica donde se encuentra este
insecto, la población lo identifica con diferentes nombres, entre los que se
encuentran: “yuyi” o “zorrito” en Perú, “bicho del fuego” o “bicho de los
vigilantes” en Argentina, “mosca de Nairobi” o “mosca campeón” en Sierra Leona,
“araña de drácula” o “balalu” en Irán, “Poto”, “fogo-selvagem”, “trepa-moleque”
y “péla-égua” en Brasil, “Culebrilla” en Colombia, “Cantarida”, “Pique-hulle,
“Puri-puri” y “Tari-tari” en Venezuela, “Panchos” en México y en Angola “Ferro em braça”.
Estos insectos comúnmente se alimentan de otros insectos, algunos
de ellos plagas como afidos o pulgones que viven en las plantas y también de
materias orgánicas en descomposición y en general son considerados beneficiosos
para la agricultura.
Prefieren lugares húmedos o cercanos a orillas de ríos,
lagos, lagunas o zanjones y aunque habitan en nuestro país desde hace ya muchos
años, su presencia solo se hace evidente cuando las poblaciones alcanzan
valores inusualmente elevados.
Este incremento obedece principalmente a factores climáticos
que los favorecen, tales como precipitaciones copiosas y alta humedad, junto
con elevadas temperaturas y amplitud térmica, como los producidos por el
fenómeno climático del Niño.
El aumento poblacional, sumado a la pérdida de parte de su
hábitat a causa de las crecientes provoca la migración de adultos voladores
hacia zonas más urbanizadas e iluminadas, aumentando así la frecuencia de
contactos accidentales con seres humanos.
Fuente: Dr Dagoberto Álvarez Aldana, CUBA.
Gonzalo
Segade, INTA.
Dermatología Pediátrica, Hospital Ramos Mejía y Hospital Alemán.