Aedes Aegypti |
El mosquito Aedes aegypti, ampliamente distribuido en las
regiones tropicales y subtropicales, es altamente adaptable a entornos urbanos.
Con frecuencia se encuentra dentro o cerca de las casas y juega un papel
importante en la transmisión de arbovirus tales como el dengue, chikungunya y
la fiebre amarilla.
El control de mosquitos adultos por medio de la fumigación
necesita de tratamientos periódicos cada 5 a 7 días para lograr ser lo
suficientemente eficaz.
El control de larvas de mosquitos, basados principalmente en
el uso de productos químicos que se dirigen sistema nervioso central del
insecto y otros a base de Bacillus thuringiensis var. israelensis (Bti), cuenta
con una trayectoria de éxito pero su uso está limitado debido a su alto costo y
bajo poder residual, que requieren aplicaciones regulares de producto con el
consiguiente aumento en el costo de los programas de control.
Estudios recientes han demostrado el potencial de hongos
entomopatógenos para el control de mosquitos vectores.
Sólo la especie Lagenidium giganteum ha sido ampliamente estudiada durante el
transcurso de las dos últimas décadas y en la actualidad se la considera un
importante agente de control biológico de larvas de mosquitos comprobado en
pasturas, campos de arroz y agua con bajos niveles de contaminación y materia orgánica.
Larva de Aedes Aegypti |
Otro importante hongo
entomopatógeno de esta clase es Leptolegnia chapmanii, el cual ha sido
aislado de larvas de varias especies de culícidos.
La distribución mundial conocida de esta especie se reduce a
localidades de Carolina del Sur, Florida y Ohio en Estados Unidos y en la
localidad de La Plata en Argentina.
La mortalidad larval generada por zoosporas de L. chapmanii se
vio poco afectada por las condiciones de calidad del agua en ambientes
naturales y artificiales donde crían los culícidos. Consecuentemente, ello
posibilitaría su aplicación a campo en una gran variedad de criaderos.
Actualmente el Centro de Estudios Parasitológicos y de
Vectores (CEPAVE) dependiente del CONICET y la UNLP se encuentra en la etapa de
formulación para determinar de qué forma será trasladado a un preparado de
manera que pueda permanecer activo por un período de tiempo prolongado y de
esta forma comercializarlo de forma masiva.
El ciclo de vida de L. chapmanii comienza con la liberación
de zoosporas móviles (fase asexual), las cuales se unen por quimiotactismo a la
cutícula larval, se enquistan, y por mediación de factores mecánicos y enzimáticos,
penetra el cuerpo de la larva, crece rápidamente en su interior invadiendo los
distintos órganos y tejidos, y ocasiona su muerte.
Posteriormente L. chapmanii emerge del cadáver para generar
más zoosporas, las cuales pueden infectar nuevas larvas.
En la fase sexual del ciclo se producen estructuras de
resistencia (oosporas) que pueden permanecer inactivas en el ambiente cuando
las condiciones se vuelven desfavorables, pudiendo germinar y originar nuevas
zoosporas infectivas cuando las condiciones del entorno son favorables.
Pupa de Aedes Aegypti |
Efectos subletales se detectaron en los adultos emergidos a
partir de larvas sobrevivientes a la exposición a zoosporas de L. chapmanii.
La infección con L. chapmanii afectó la fecundidad de las hembras
adultas de Ae. aegypti y se observaron diferencias significativas en el número
de huevos colocados por hembras de Ae. aegypti previamente expuestas, respecto
a las hembras que no estuvieron en contacto con L. chapmanii en estado de
larva.
Las zoosporas de L. chapmanii no solo pueden utilizarse conjuntamente
con larvicidas de uso generalizado en el control de culícidos, como Bacillus
thuringiensis var israelensis (Bti) y el organofosforado Temefós, sino que
además L. chapmanii potenció la acción larvicida de estos dos productos cuando
fueron utilizados conjuntamente.
La luz solar afectó negativamente la virulencia e infectividad
de las zoosporas de L. chapmanii.
La introducción de zoosporas de L. chapmanii
en criaderos naturales de Ae. aegypti produjo una mortalidad de las larvas
elevada, provocando la eliminación de las larvas entre los 15 y 22 días
posteriores a la introducción de las zoosporas en los recipientes ubicados en
la sombra y requiriendo de 28 a 39 días post-introducción en aquellos recipientes
expuestos a la luz solar directa.
Luego de un año de la introducción de L. chapmanii se redujo
el número de recipientes positivos con larvas de Ae. aegypti en 33 % en los
recipientes colocados al sol y en 66 % en los ubicados a la sombra.