Musca Domestica |
En conjunto, es innegable su participación en
la transmisión, tan sólo a humanos, de más de 65 enfermedades, incluyendo
fiebre tifoidea, disentería, cólera, poliomielitis, salmonelosis, carbunco,
shigelosis, campylobacter, lepra y tuberculosis.
Las moscas sinantrópicas son factores
epidemiológicos importantes responsables de la difusión del tracoma entre
los lactantes y los niños pequeños, sobre todo en países en vías de desarrollo.
Las moscas que van a los ojos, como Musca sorbens, juegan un papel
significativo en la transmisión de esta grave infección ocular.
Las moscas no picadoras no son vectores clave
de ningún organismo concreto causante de enfermedades, pero debido a sus
hábitos alimentarios y reproductivos, así como la estructura de sus patas y
piezas bucales, pueden actuar como vectores mecánicos de un amplio abanico de
patógenos, que van desde virus hasta helmintos. Las moscas no picadoras
provocan una irritación continua al alimentarse de las secreciones de los ojos,
nariz y pequeñas heridas de los animales domésticos.
Las moscas picadoras pueden causar incluso
una irritación mayor a los animales domésticos, y también son vectores de
enfermedades transmisibles.
La mosca doméstica es uno de los insectos más
evolucionados, con una reproducción rápida y eficiente. El adulto es omnívoro y
sumamente adaptable, y parece ser el insecto "con la mayor capacidad para
desarrollar resistencias a los insecticidas a través de la más amplia área
geográfica".
El tratamiento periódico con insecticidas
residuales de instalaciones animales condujo a un rápido desarrollo de
resistencias. Los factores clave fueron la exposición de generaciones sucesivas
de poblaciones a dosis subletales de insecticida.
La
exposición se repitió con la descendencia y los rasgos genéticos se reforzaron.
Con el tiempo, la selección de la resistencia y de otros factores adaptativos
(especialmente la resistencia al invierno) pueden superponerse, de manera que
las poblaciones finales resultan resistentes y adaptadas.
Se requiere un conocimiento de las especies de moscas, incluyendo su biología y comportamiento, de los parasitoides y depredadores de éstas como agentes de control biológico, de las técnicas de manejo del estiércol, de los insecticidas adecuados y de las técnicas de aplicación de insecticidas para lograr un control integral y eficiente.
Se requiere un conocimiento de las especies de moscas, incluyendo su biología y comportamiento, de los parasitoides y depredadores de éstas como agentes de control biológico, de las técnicas de manejo del estiércol, de los insecticidas adecuados y de las técnicas de aplicación de insecticidas para lograr un control integral y eficiente.
Las
moscas son insectos que pertenecen al orden Diptera, que significa "con
dos alas".
Las
moscas verdaderas poseen un par de alas que usan para volar. Por detrás de
éstas se encuentran dos estructuras en forma de maza o pesa (llamadas halterios
o balancines), que son órganos de equilibrio durante el vuelo.
Las moscas presentan una metamorfosis completa, es decir, que su ciclo
biológico consiste de los estadios siguientes: huevo, larva, pupa y adulto.
Las
más importantes son especies de la familia Muscidae, entre las que se encuentra
la mosca doméstica común Musca
domestica L.
El
número de huevos que maduran en los ovarios en un momento dado asciende a
100-150 (media 120), que serán los depositados en el transcurso de un día si la
mosca no es molestada. Los huevos son depositados por la hembra fecundada de
4-8 días después de la cópula.
A diferentes temperaturas, el tiempo
requerido por una larva para eclosionar del huevo es a 20 grados de 23 horas y
a 30 grados de 10 horas.
El periodo larvario a diferentes temperaturas
es a 20 grados de 8 a 10 días y a 30 grados de 5 a 6 días, momento en el cual
ingresará al periodo de pupa.
Los tiempos típicos para el desarrollo de
pupa a adulto es a 20 grados de 11 días y a 30 grados de 5 días. Una vez
finalizada la formación del adulto, éste sale al exterior presionando hacia
fuera el extremo anterior del pupario.
La
mosca doméstica adulta (de unos 6-7 mm de longitud) es básicamente de color
gris.
Como
todas las moscas, posee dos alas y un cuerpo dividido en tres partes: cabeza,
tórax y abdomen.
El
tórax es gris, con cuatro bandas longitudinales oscuras de igual anchura en el
dorso. El abdomen presenta costados amarillentos en la mitad basal; la parte
posterior es de color negro marronáceo y una línea longitudinal oscura se
extiende a lo largo del límite medio del dorso.
Las patas son marrón negruzco. Las alas son prácticamente transparentes y la venación es característica.
Las patas son marrón negruzco. Las alas son prácticamente transparentes y la venación es característica.
La
cabeza queda dominada por dos grandes ojos compuestos, de color marrón púrpura,
que ocupan sendos lados de la cabeza. La superficie de cada ojo aparece
dividida en unas 4000 facetas, cada una de forma hexagonal irregular. Cada
faceta representa una unidad visual, de modo que la escena percibida por la
mosca es como un mosaico.
Las
antenas son importantes estructuras sensoriales que sirven para detectar los
movimientos del aire y los olores.
La
mosca puede ingerir material alimentario simplemente succionándolo si es
líquido o, sirviéndose de sus dientes prostomales, raer la superficie de los
alimentos y humedecerla con saliva regurgitada y vómito líquido, para después
ingerir el material licuado.
El
control de las moscas se ve seriamente dificultado por la gran diversidad de
sistemas de producción animal existentes, los cuales a menudo parecen diseñados
para favorecer la producción de éstas.
Las especies de moscas, su abundancia relativa y el éxito de las medidas de control dependen en gran medida de las prácticas ganaderas y aviares, en especial de las condiciones de alojamiento de los animales y de los métodos de gestión del estiércol.
Las especies de moscas, su abundancia relativa y el éxito de las medidas de control dependen en gran medida de las prácticas ganaderas y aviares, en especial de las condiciones de alojamiento de los animales y de los métodos de gestión del estiércol.
Los
ciudadanos de la Provincia de Buenos Aires sufren las consecuencias de esta
plaga.
Las deficiencias en la fiscalización de granjas avícolas y porcinas por parte
de las Municipalidades, el Organismo
Provincial para el Desarrollo Sostenible, el SENASA, y los amparos otorgados
por la Justicia están haciendo que muchas familias estén en riesgo sanitario
además de estar arruinando su calidad de vida.
En
Pilar, el caso emblemático es la granja “Plumas Blancas”. Está situada sobre la
ruta 28 que une esta ciudad con Gral. Rodriguez.
En
el año 2007 la Municipalidad clausuró por decreto sus instalaciones pero por
amparos judiciales sigue funcionando hasta el día de hoy ( 2012 ).
Los
vecinos que llevaron adelante las denuncias pertenecen a los barrios cerrados
Golfer’s y La Emilia.
Otro
caso se está dando sobre la ruta 25 que une Pilar con Moreno donde los vecinos
del barrio cerrado Casa Blanca sufren la misma invasión de moscas.
Localidades
que tienen el mismo problema son:
25 de Mayo
Pedernales
Exaltación de la Cruz
En cualquier momento, tan sólo un 15% de una
población de moscas existe como moscas adultas, dejando en claro que un buen
control se debe iniciar en los lugares donde se depositan los huevos y
desarrollan las larvas y adultos.