Aedes Aegypti |
Antes de 1970, solo nueve países habían sufrido
epidemias de dengue grave. Sin embargo, ahora la enfermedad es endémica en más
de 100 países de las regiones de África, las Américas, el Mediterráneo
Oriental, Asia Sudoriental y el Pacífico Occidental. Las regiones más gravemente
afectadas son el Asia Sudoriental y el Pacífico Occidental.
En 2008, en las regiones de las Américas, Asia
Sudoriental y Pacífico Occidental se registraron en conjunto más de 1,2
millones de casos, y en 2010, más de 2,2 millones (según datos oficiales
presentados por los países miembros a la OMS). En fecha reciente el número de
casos notificados ha seguido aumentando. En 2010, se notificaron 1,6 millones
de casos tan solo en la Región de las Américas; 49 000 de ellos fueron de
dengue grave.
Además de que el número de casos aumenta a medida
que la enfermedad se propaga a nuevas zonas, se están produciendo brotes
epidémicos de carácter explosivo.
Europa ya se enfrenta con la posibilidad de brotes
de dengue y la transmisión local de la enfermedad se notificó por vez primera
en Francia y Croacia en 2010, y se detectaron casos importados en otros tres
países europeos.
Cada año, unas 500 000 personas que padecen dengue
grave —niños en una gran proporción— necesitan hospitalización. Aproximadamente
un 2,5% fallecen.
El dengue es una infección transmitida por
mosquitos que se presenta en todas las regiones tropicales y subtropicales del
planeta. En años recientes, la transmisión ha aumentado de manera predominante
en zonas urbanas y semiurbanas y se ha convertido en un importante problema de
salud pública.
El dengue grave (conocido anteriormente como dengue
hemorrágico) fue identificado por vez primera en los años cincuenta del siglo
pasado durante una epidemia de la enfermedad en Filipinas y Tailandia. Hoy en
día, afecta a la mayor parte de los países de Asia y América Latina y se ha
convertido en una de las causas principales de hospitalización y muerte en los
niños de dichas regiones.
Se conocen cuatro serotipos distintos, pero
estrechamente emparentados, del virus: DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4. Cuando una
persona se recupera de la infección adquiere inmunidad de por vida contra el
serotipo en particular. Sin embargo, la inmunidad cruzada a los otros serotipos
es parcial y temporal. Las infecciones posteriores causadas por otros serotipos
aumentan el riesgo de padecer el dengue grave.
El vector principal del dengue es el mosquitoAedes aegypti. El virus se transmite a
los seres humanos por la picadura de mosquitos hembra infectadas. Tras un
periodo de incubación del virus que dura entre 4 y 10 días, un mosquito
infectado puede transmitir el agente patógeno durante toda la vida.
Las personas infectadas son los portadores y
multiplicadores principales del virus, y los mosquitos se infectan al picarlas.
Tras la aparición de los primeros síntomas, las personas infectadas con el
virus pueden transmitir la infección (durante 4 o 5 días; 12 días como
máximo) a los mosquitos Aedes.
El mosquito Aedes aegypti vive en hábitats urbanos y se reproduce
principalmente en recipientes artificiales. A diferencia de otros mosquitos,
este se alimenta durante el día; los periodos en que se intensifican las
picaduras son el principio de la mañana y el atardecer, antes de que oscurezca.
En cada periodo de alimentación, el mosquito hembra pica a muchas personas.
Mosquito transmisor del Dengue |
Aedes albopictus, vector
secundario del dengue en Asia, se ha propagado al Canadá, los Estados Unidos y
Europa debido al comercio internacional de neumáticos usados (que proporcionan
criaderos al mosquito) y el movimiento de mercancías (por ejemplo, el bambú de
la suerte). Ae. albopictus tiene una gran capacidad de adaptación y gracias a
ello puede sobrevivir en las temperaturas más frías de Europa. Su tolerancia a
las temperaturas bajo cero, su capacidad de hibernación y su habilidad para
guarecerse en microhábitats son factores que propician su propagación.
El dengue es una enfermedad de tipo gripal que
afecta a bebés, niños pequeños y adultos, pero raras veces resulta mortal.
Se debe sospechar que una persona padece dengue
cuando una fiebre elevada (40 °C) se acompaña de dos de los síntomas
siguientes: dolor de cabeza muy intenso, dolor detrás de los globos oculares,
dolores musculares y articulares, náuseas, vómitos, agrandamiento de ganglios
linfáticos o salpullido. Los síntomas se presentan al cabo de un periodo de
incubación de 4 a 10 días después de la picadura de un mosquito infectado y por
lo común duran entre 2 y 7 días.
El dengue grave es una complicación potencialmente
mortal porque cursa con extravasación de plasma, acumulación de líquidos,
dificultad respiratoria, hemorragias graves o falla orgánica. Los signos que
advierten de esta complicación se presentan entre 3 y 7 días después de los
primeros síntomas y se acompañan de un descenso de la temperatura corporal
(menos de 38 °C) y son los siguientes: dolor abdominal intenso, vómitos
persistentes, respiración acelerada, hemorragias de las encías, fatiga,
inquietud y presencia de sangre en el vómito. Las siguientes 24 a 48 horas de
la etapa crítica pueden ser letales; hay que brindar atención médica para
evitar otras complicaciones y disminuir el riesgo de muerte.
No hay tratamiento específico para el dengue.
En caso de dengue grave, la asistencia prestada por
médicos y enfermeras que tienen experiencia con los efectos y la evolución de
la enfermedad puede salvar vidas y reducir las tasas de mortalidad de más del
20% a menos del 1%. Es decisivo mantener el volumen de los líquidos corporales.
No hay vacuna que proteja contra el dengue. Ha sido
difícil obtener una vacuna contra el dengue, pero en fecha reciente se han
logrado algunos adelantos. La OMS brinda asistencia técnica y orientación a los
países y asociados privados para apoyar las investigaciones y evaluaciones en
torno a una vacuna. Varias vacunas candidatas se encuentran en ensayos de
diversas fases.
Hoy por hoy, el único método para controlar o
prevenir la transmisión del virus del dengue consiste en luchar contra los
mosquitos vectores:
evitar que los mosquitos encuentren lugares donde depositar sus huevecillos aplicando el ordenamiento y la modificación del medio ambiente;
eliminar correctamente los desechos sólidos y los posibles hábitats artificiales;
cubrir, vaciar y limpiar cada semana los recipientes donde se almacena agua para uso doméstico;
aplicar insecticidas adecuados a los recipientes en que se almacena agua a la intemperie;
utilizar protección personal en el hogar, como mosquiteros en las ventanas, usar ropa de manga larga, materiales tratados con insecticidas, espirales y vaporizadores;
mejorar la participación y movilización comunitarias para lograr el control constante del vector; durante los brotes epidémicos, las medidas de lucha antivectorial de emergencia pueden incluir la aplicación de insecticidas mediante el rociamiento.
evitar que los mosquitos encuentren lugares donde depositar sus huevecillos aplicando el ordenamiento y la modificación del medio ambiente;
eliminar correctamente los desechos sólidos y los posibles hábitats artificiales;
cubrir, vaciar y limpiar cada semana los recipientes donde se almacena agua para uso doméstico;
aplicar insecticidas adecuados a los recipientes en que se almacena agua a la intemperie;
utilizar protección personal en el hogar, como mosquiteros en las ventanas, usar ropa de manga larga, materiales tratados con insecticidas, espirales y vaporizadores;
mejorar la participación y movilización comunitarias para lograr el control constante del vector; durante los brotes epidémicos, las medidas de lucha antivectorial de emergencia pueden incluir la aplicación de insecticidas mediante el rociamiento.
Se debe vigilar activamente los vectores para
determinar la eficacia de las medidas de control.
La OMS ofrece apoyo técnico y orientación a los países y para el control eficaz de las epidemias de dengue;
apoya a los países para que confirmen los brotes por medio de la red de laboratorios colaboradores;
junto con algunos de sus centros colaboradores ofrece capacitación sobre el tratamiento clínico, el diagnóstico y la lucha antivectorial en el plano regional;
formula estrategias y políticas basadas en datos científicos;
apoya la elaboración de instrumentos nuevos como productos insecticidas y la tecnología para su aplicación;
reúne los registros oficiales de dengue y dengue grave de más de 100 países miembros;
publica periódicamente directrices y manuales para la prevención y el control del dengue que distribuye a los Estados Miembros.