Plan para el Control de Vectores de la OMS hasta 2030


Las enfermedades transmitidas por vectores, que suponen una gran amenaza para la salud de las sociedades en todo el mundo, son causadas por virus, bacterias y parásitos transmitidos al ser humano por mosquitos, flebótomos, chinches triatomíneas, simúlidos, garrapatas, moscas tsetsé, ácaros, caracoles y piojos.
Las enfermedades humanas de transmisión vectorial con mayor importancia mundial son el paludismo, el dengue, la filariasis linfática, la esquistosomiasis, la fiebre chikunguña, la oncocercosis, la enfermedad de Chagas, la leishmaniasis, enfermedad por el virus de Zika, la fiebre amarilla y la encefalitis japonesa.
Otras enfermedades transmitidas por vectores, como la tripanosomiasis humana africana, la enfermedad de Lyme, la encefalitis transmitida por garrapatas y la fiebre del Nilo Occidental tienen una importancia local en zonas o poblaciones específicas.

Las principales enfermedades transmitidas por vectores representan alrededor del 17% de la carga mundial estimada de enfermedades transmisibles y causan más de 700.000 muertes al año. Las zonas tropicales y subtropicales son las más afectadas.
Más del 80% de la población mundial vive en zonas en las que hay riesgo de contraer al menos una de las principales enfermedades transmitidas por vectores, y más del 50% de la población mundial, en zonas en las que hay riesgo de contraer dos o más.


El riesgo de infección es particularmente elevado en pueblos y ciudades, donde los mosquitos Aedes y Culex proliferan gracias a un hábitat favorable y donde hay mucho contacto con los seres humanos. Las tasas de morbilidad y mortalidad suelen ser desproporcionadamente altas entre las poblaciones más pobres.
Quienes sobreviven a estas enfermedades pueden quedar discapacitados o desfigurados para siempre, agravando aún más su situación.
Las enfermedades transmitidas por vectores suponen una enorme carga económica y limitan el desarrollo tanto rural como urbano.


Aunque se han registrado logros notables en la lucha contra el paludismo, la oncocercosis, la filariasis linfática y la enfermedad de Chagas, la carga de muchas otras enfermedades transmitidas por vectores ha aumentado en los últimos años.
Desde 2014, grandes brotes de dengue, paludismo, fiebre chikunguña y fiebre amarilla han azotado a distintas poblaciones, provocando numerosas muertes y colapsando los sistemas de salud en muchos países.
En 2016, las infecciones por el virus de Zika y sus complicaciones se propagaron rápidamente en la Región de las Américas de la OMS y más allá, afectando a personas y familias, y causando trastornos sociales y económicos.


Factores sociales, demográficos y medioambientales han alterado las características de la transmisión de los patógenos y han provocado la intensificación, la propagación geográfica, la reemergencia o la ampliación de las temporadas de transmisión.
En particular, la urbanización no planificada, la ausencia de una red fiable de suministro de agua y la gestión inadecuada de los residuos sólidos y de las excretas pueden exponer una gran cantidad de habitantes de pueblos y ciudades al riesgo de sufrir enfermedades víricas transmitidas por mosquitos.
La intensificación de los viajes y de los intercambios comerciales en todo el mundo, aunada a factores medioambientales como las alteraciones en el uso del suelo (como la deforestación) y el cambio climático, también podría tener un impacto. La combinación de todos estos factores influye considerablemente en las poblaciones de vectores y en las características de la transmisión de los patógenos.


Centrarse en los vectores que transmiten los patógenos es un enfoque preventivo eficaz contra la mayoría de las enfermedades de transmisión vectorial.
Las intervenciones que reducen el contacto entre el ser humano y los vectores y que disminuyen la supervivencia de los vectores pueden suprimir e incluso detener la transmisión.
Se sabe por experiencia que un control riguroso de los vectores permite reducir considerablemente la carga de las enfermedades.

Los buenos resultados en la lucha contra el paludismo, la malaria, la oncocercosis y la enfermedad de Chagas se deben en gran medida a un determinado compromiso político y a importantes inversiones en el control de vectores.


La reducción y la eliminación del paludismo en ciertas regiones son producto de actuaciones intensivas de rociado de DDT en las décadas de 1950 y 1960 y, más recientemente, de la distribución masiva de mosquiteros tratados con insecticida y el rociado de interiores con insecticidas de acción residual, también conocido como rociado residual intradomiciliario.
El uso a gran escala de larvicidas para reducir las poblaciones de vectores de la oncocercosis humana, aunado al tratamiento con ivermectina dirigido a la comunidad, ha contribuido considerablemente al retroceso de la enfermedad.
En lo que se refiere a la enfermedad de Chagas, la eliminación de los vectores domésticos mediante el rociado de interiores con insecticidas de acción residual y la mejora de la vivienda, además de un mejor análisis de la sangre de los donantes y un tratamiento de apoyo para las personas infectadas, han dado resultados muy positivos en los países del sur de América del Sur.

El control de vectores se implementó exitosamente contra el dengue y la fiebre amarilla en las Américas en las décadas de 1950 y 1960, y resultó eficaz contra el dengue en Singapur durante las décadas de 1970 y 1980 y en Cuba durante las décadas de 1980 y 1990.

La necesidad de un enfoque integral del control de vectores para hacer frente al impacto de las enfermedades transmitidas por vectores nunca ha sido tan apremiante.
La transmisión y el riesgo de las enfermedades transmitidas por vectores están cambiando de forma rápida debido a la urbanización no planificada, al aumento de los movimientos de personas y bienes, a cambios medioambientales y a problemas de naturaleza biológica, como la resistencia de los vectores a los insecticidas y la evolución de cepas de patógenos.


Metas, hitos y objetivos para el proyecto de respuesta mundial para el control de vectores, 2017-2030


2020
Hitos
Objetivos
2025
2030
Reducir mundialmente la mortalidad por enfermedades de transmisión vectorial con relación al 2016

Al menos un 30%

Al menos un 50%

Al menos un 75%
Reducir mundialmente la incidencia de enfermedades de transmisión vectorial con relación al 2016

Al menos un 25%

Al menos un 40%

Al menos un 60%

Prevenir las epidemias de enfermedades de transmisión vectorial*

Seguir previniendo las epidemias en todos los países sin transmisión en 2016

Prevenir las epidemias en todos los países
* Detección rápida de los brotes epidémicos y reducción de estos antes de su propagación fuera de las fronteras del país.


Carga mundial de las principales enfermedades transmitidas por vectores, a marzo de 2017
Se incluyen algunas enfermedades transmitidas por vectores de importancia local específica, que se indican con sombreado gris.

Vector
Enfermedad
Número anual estimado o notificado de casos
Número anual estimado de
muertes
Años de vida ajustados en función de la
discapacidad estimados
Mosquitos
Paludismo
212.000.000

429.000

NA
Dengue
96.000.000

9.110

1.892.200

Filariasis linfática
38.464.000

NA
2.075.000

Chikunguña (Américas)
693.000
presuntos casos, 2015
NA
NA
Enfermedad  por el virus de Zika (Américas)
500.000
presuntos casos, 2016
NA
NA
Fiebre amarilla (África)
130.000

500*

31.000*

Encefalitis japonesa
42.500*

9.250*

431.552*

Fiebre del Nilo Occidental
2.588
111
NA
Simúlidos
Oncocercosis
15.531.500

NA
1.135.700

Flebótomos
Leishmaniasis mucocutánea
3.895.000

NA
41.500

Leishmaniasis visceral
60.800

62.500

1.377.400

Chinches triatomíneas
Enfermedad de Chagas
6.653.000

10.600

236.100

Garrapatas
Borreliosis (enfermedad de Lyme)
532.125
NA
10,5 
por 100.000 habitantes
Países Bajos
Encefalitis transmitida por garrapatas
(norte de Eurasia)
10.000-12.000
NA
167,8 por 100.000
habitantes en Eslovenia
Moscas tsetsé
Tripanosomiasis africana humana (África)
10.700

6.900

202.400

Caracoles
Esquistosomiasis
207.000.000
200.000
2.613.300
Varios
Otras: ** fiebre del Valle del Rift, virus O’nyong-nyong, virus Mayaro, fiebre hemorrágica de Crimea-Congo,
rickettsiosis, peste
NA
NA
NA



Ejemplos de éxito gracias al control de vectores

Lugar
Año
Enfermedad
Intervención
Impacto
Ref.
Malasia
1900
Paludismo
Gestión medioambiental: drenaje de criaderos, aclareo forestal.
Marcada reducción de la enfermedad.

Cuba
1903
Fiebre amarilla
Gestión integrada de vectores en La Habana: drenaje de aguas estancadas o aplicación de aceite, fumigación y aislamiento de pacientes con fiebre amarilla mediante pantallas y mosquiteros.
Eliminación de la fiebre amarilla.

Panamá
1904
Paludismo y fiebre amarilla
Gestión integrada de vectores: protección de los barrios habitados mediante pantallas, drenaje o rellenado de aguas estancadas, instalación de desagües, aplicación de larvicidas (aceite o verde de París).
Reducción del paludismo a niveles bajos y eliminación de la fiebre amarilla.

Japón
1938-
1977
Esquisto- somiasis
Control de vectores mediante cambios de las prácticas agrícolas, cementación de canales de agua y aplicación de molusquicidas.
Interrupción de la transmisión de esquistosomiasis. Último caso registrado en humanos en 1977.

Brasil
1942
Paludismo
Aplicación de larvicidas con verde de París y rociado de casas con piretroides de acción rápida.
Eliminación de Anopheles gambiae, el vector de paludismo más eficiente del mundo (especie introducida).

Mundo
1955-
1967
Paludismo
Programa Mundial sobre Paludismo basado mayormente en el rociado de interiores con DDT y otros insecticidas de acción residual, control larvario y medicamentos antipalúdicos.
Eliminación del paludismo en grandes regiones del mundo, en especial en zonas de clima más templado con transmisión estacional.

América Latina
Décadas de 1950
y 1960
Fiebre amarilla y dengue
Inspecciones de recipientes, aplicación de aceite en criaderos y posterior rociado perifocal con DDT de recipientes de agua y paredes próximas.
Eliminación de Aedes aegypti de grandes partes de la región.

Túnez
1970-
1982
Esquisto- somiasis
Estrategia integrada que combina quimioterapia masiva y control de caracoles mediante el uso de molusquicidas.
Interrupción de la transmisión de la esquistosomiasis. No se ha detectado ningún caso autóctono desde 1982.



África Occidental
1974-
2002
Oncocer- cosis
Aplicación aérea de larvicidas mayormente con agentes microbianos.
Casi eliminación de la ceguera de los ríos en buena parte de África Occidental.
Singapur
de 1970 hasta ahora
Dengue
Vigilancia entomológica y reducción de criaderos.
Periodo de 15 años de baja incidencia del dengue.
América Latina
1991-
2005
Enfermedad de Chagas
Rociado de interiores con insecticidas de acción residual, mejoras habitacionales y educación comunitaria.
Disminución de la tasa de infestación y marcado declive en las tasas de infección de niños nacidos desde el comienzo del programa; interrupción de la transmisión interior en muchos países.
Cuba
Décadas de 1980
y 1990
Dengue
Intervenciones combinadas basadas en la comunidad, rociado de interiores con insecticidas de acción residual.
Ningún brote, baja incidencia, la mayor parte de la isla libre de vectores.
Australia
2003
Dengue
Rociado de interiores con insecticidas de acción residual.
Efecto protector significativo cuando la cobertura es ≥ 60 % en
las instalaciones vecinas.
Trópicos
2000-
2015
Paludismo
Mosquiteros tratados con insecticida de acción prolongada, rociado de interiores con insecticidas de acción residual y tratamiento rápido.
Reducción del 50 % en la prevalencia del paludismo y reducción del 40 % en morbilidad.



Fuente: Organización Mundial de la Salud